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Thursday, July 21, 2011

THE MAN WHO WASN’T THERE:  UN LACÓNICO CINISMO
Por Sergio Giral
He visto, una vez más, The Man Who Wasn’t There, diez años después de su estreno. El film dirigida por Joel Coen con guión del mismo Joel Coen y su hermano, Ethan Coen, está filmado en Blanco y Negro al estilo de esa época, 1949, donde la trama se desarrolla en Santa Rosa, California y es contada en un post morten “voice over” por su protagónico Ed Crane (Billy Bob Thornton) un barbero fumador obsesivo, que ve transcurrir su vida monótona tras el sillón de la barbería y los cortes de pelo que estén de moda. La esposa de Ed (Frances McDormand, real esposa de Joel y actriz obligada de sus filmes), lo engaña con Big Dave (James Gandolfini, The Sopranos) dueño de una tienda de lencería donde ella trabaja. Para salir de su vida mediocre, Ed necesita invertir 10.000 dólares en un nuevo negocio que le ofrece un falso comerciante de paso (Jon Polito, otro de los actores pupilos de los Coen) y para conseguir el dinero planea chantajear a su rival Big Dave, sin sospechar que las promesas del estafador y el azar le harán una mala jugada y lo llevarán a un inevitable baño de sangre.

Como en todos los films de los Coen, el crimen es el motivo y conductor de la trama. Las muertes violentas y la amoralidad de algunos de sus personajes caracterizan su estilo. Esta visión oscura y mordaz se vislumbra desde su primera obra, la extraordinaria “Blood Simple”, donde estrenan su gusto por los personajes adúlteros que provocan el conflicto sangriento; sin embargo dentro de estas tramas, siempre podemos encontrar un objetivo noble en sus protagónicos; como en el caso de Barton Fink con el cine, la ley en Fargo y la paternidad en Raising Arizona. En esta oportunidad, es la joven hija del sherrif del pueblo, una Scarlett Johansson de 17 años, quien despierta los sentimientos más puros en el inescrupuloso barbero. Otra de las peculiaridades del cine de los Coen es la región y el acento donde se desarrolla la trama y que juegan un papel importante en el disursos dramático, tomemos por ejemplo Fargo (1996) con el fuerte acento de medio oeste que lo caracteriza; en esta ocasión vemos la vida apacible y aburrida de un pueblo del noroeste.
Billy Bob Thornton y Jon Polito en una escena del film
La pasión por el cine, como todas las aficiones que más tarde se convierten en profesiones, aparece en los pimeros años de la razón. Para los hermanos Coen esta se plasmó por primera vez al principio de los años 70s, cuando filmaron con una cámara 8 mm a Henry Kissinger en el Aeropuerto Internacional de Minneapolis durante su campaña, "Henry Kissinger, Man on the Go", para mediar la crisis tras la guerra Arabe-Israeli. Desde entonces estos hermanos han ocupado un espacio notorio entre las celebridades de la imagen en movimiento, donde generalmente la dirección de sus filmes se atribuye a Joel, mientras que el guión siempre compartido y la producción a Ethan. Salvo en The Lady Killers, donde ambos comparten los créditos de dirección y producción y No Country for Old Men (2007) que les hizo ganar tres Oscar a mejor dirección, guión y producción, más un Oscar por la actuación del actor español, Javier Barden. The Man Who wasn’t There está construida con un minucioso buen gusto visual y manejo de las actuaciones. Su lacónico cinismo es un tour d’force estilístico, que define a estos cineastas artifices del género filmnoir.

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