Por Sergio Giral
Mario García-Montes autoretrato
S.G: La combinación de humorista y artista gráfico ha dado generalmente como resultado la publicidad, la caricatura y los comics. ¿Cuándo y por qué el cine?M.G: Cuando a un niño se le pregunta “que quieres ser cuando seas grande” generalmente contesta las mismas profesiones de sus padres o de otras personas mayores que lo rodean, o puede ser que responda con alguna profesión que le atraiga y que haya visto a su alrededor en la televisión. Yo no. Cuando a mi me preguntaban de niño que quería ser cuando fuera grande siempre respondía que “hacer muñequitos” refiriéndome a los Dibujos Animados que ponían en la TV. El único lugar que yo conocía donde se hacía este tipo de trabajo era en la Televisión Cubana. Te confieso que hice par de intentos para entrar. La primera vez me “plancharon” por que aún estudiaba en el Pre, y la segunda vez me aceptaron pero un año después de haber comenzado a trabajar en el ICAIC (Instituto Cubano de Cine). no sabía muy bien que diferencia podía haber entre una cosa y la otra, entre el Cine y la TV, era muy joven y lo único que sí tenía claro era que quería “hacer muñequitos”.
S.G: ¿Y cómo fue tu experiencia en el ICAIC?
M.G: Después me vine a enterar de que había entrado en el lugar correcto, no solo por el lenguaje del cine y su magia en la gran sala oscura, ese contacto mágico de los ralizadores con los espectadores de esa manera tan peculiar, sino por que además en Cuba especificamente el ICAIC (cine), junto a otras pocas instuciones culturales, era una especie de Isla privilegiada dentro del país, donde uno se sentía un poco mas libre, o quizás un poco menos oprimido por las circunstancias políticas que han primado durante mas de 5 décadas y que nos han marcado a todos los cubanos. Defintivamente yo no fuera el mismo de no haber entrado a trabajar en la Industria del Cine. Pienso que fuí un tipo muy afortunado por eso.
S.G: ¿Cuál es tu opinion sobre el humor?
M.G: Creo que el humor se divide en dos: el bueno y el malo. Si eres un consumidor el humor bueno es el humor que te gusta. Si eres un creador, el humor bueno es el que le gusta a un jurado y/o al público, y este último es el que te pone en tu sitio. Muchas veces el humor que uno hace y que uno mismo considera bueno no es lo que le gusta al jurado o al público, y entonces uno no entiende nada pero hay que seguirle el juego a la vida.
S.G: ¿Crees que el humor es algo universal o regional que depende de la cultura de un país en particular?
M.G: Puede ser que por determinada idiosincracia, costumbre o cultura el humor que se hace en Latinoamérica, por ejemplo, no se entienda en Asia o viceversa. Incluso puede ser que sea hasta ofensivo en vez de cómico. Uno hace humor primero que todo por una necesidad individual, de uno mismo, como se hace todo trabajo creador, y si a los demás les gusta, pues bienvenido. Y uno recrea humorísticamente el entorno donde vive, refleja lo que uno vé. Pero en este mundo en que vivimos actualmente cada día las distancias entre los países se acortan mas y mas. Por eso creo que todo lo que un creador haga debe ser, ante todo, honesto, y después que venga lo demás.
S.G: A partir de la creación del cine o imagen en movimiento el humor gráfico, que existía desde tiempos inmmemorables, tomemos de ejemplo a Honore Daumier, Los Caprichos de Goya o el infamante Yellow Kid de Richard F. Outcault, pasó a las filas de la cinematografía muy especialmente con Walt Disney. ¿Consideras el dibujo animado un arte moderno?
M.G: Sí, el cine de Animación y los Dibujos Animados en particular se han ido renovando como lo ha hecho el mismo cine de ficción. Y así mismo coexisten muchas tendencias. Hay de todo en la Viña del Señor. Yo personalmente sigo apostando por los muñequitos. Y Walt Disney es el clásico del dibujos animado pero profesionalmente hay otras muchas propuestas desconocidas mucho mas interesantes. Con el surgimiento de las computadoras y el cine en 3D pareciera que el cine de animación tradicional y en especial los Dibujos Animados tenían sus dias contados. Hoy estoy seguro de que no es así pues hay mercado para todos los gustos y por que además, una buena película no tiene nada que ver con que técnica se hace. La calidad de una buena película está definida por otras cosas. Hay incontables películas con espectaculares efectos especiales hechos en animación que son tremendamente malas. Y para responder exactamente a tu pregunta, mas que el Dibujo Animado, creo que el Cine de Animación es un Arte Moderno, quizás hoy mas que nunca en cuanto que se ha popularizado.
S.G: En tu larga y encomiable carrera como humorista cinematográfico nos gustaría saber cómo llegas a una idea y cómo la desarrollas.
M.G: No hay una formula en particular, no creo que nadie la tenga. Uno vá por la vida interactuando con todo y con todos y vá seleccionando lo que le interesa y lo que no le interesa, y así se vá formando el caracter y el estilo, bebiendo de aquí y de allá y haciendose su propia manera de decir. Las ideas? Pues aparecen en la mente. Primero hay que aprender a pensar y segundo hay que forzar la mente a que lo haga. Hay ideas que surgen así, como de la nada, de pronto, de repente y te sorprenden. Estas son las buenas, por que ideas siempre hay, ahí están y si te das cuenta o no es tu problema. A mi particularmente me gusta cuando me ponen un pie forzado, me dan un ultimatun, me dicen “este es el tema” o me dan una frase o letra de canción, cosas así. Entonces es cuando tienes que forzar la mente para buscar soluciones, encontrar ideas que llenen ese vacío en imagen. A veces se logran buenas cosas y a veces no. No me gustan los trabajos para ya mismo, de apuro, pues el trabajo siempre sufre, pero ese es el pan de cada día. Cada vez que un cliente se acerca a mí quiere las animaciones para mañana mismo. No sé por qué razón no se dan cuenta de que eso no les conviene a ellos tampoco. Se piensan que soy una especie de mago que saco las animaciones de debajo de la manga.
S.G: ¿Cuál es el momento más exitante de ese proceso para ti??
M.G: Aún para muchos “hacer un dibujito” es dicho de manera peyorativa y hasta se menosprecia, y se sorpenden muchísimo cuando le das el presupuesto. El desarrollo de una idea es uno de los momentos mas excitantes de mi trabajo. A veces me cuesta encontrar los personajes, los diseños, el estilo... pero una vez que lo logras se entra en una especia de frenesí creativo, una vorágine, una cosa lleva a la otra hasta que hay una especia de parto creativo. Cuando hago algo para mi mismo es siempre un reto pues no me gusta repetime, al menos no exactamente, pero cuando trabajo para otros hago propuestas y a veces es frustrante no encontrar un interlocutor que esté en sintonía conmigo, y esto último es lo mas común. Cuando creé la serie “los Tarúpidos” yo mismo me puse el pie forzado. Quería hacer unos cortos que duraran alrededor de un minuto, que tuvieran un solo personaje, que las animaciones pudieran ser “resuables” por problemas de productividad y donde no hubieran diálogos para que se pudieran entender facilmente en el mundo entero. Creo que lo logré partiendo de que ahí lo hice yo solo todo y es un trabajo arduo y laborioso, que cansa y aburre rapidamente.
S.G: ¿Cómo surgió la idea de “El Pequeño Planeta Perdido” (The Small Farewell Planet), que ha merecido premios internacionales?
M.G: Cuando comencé en estos trajines del Cine de Animación lo que mas me interesó al inicio fue darme cuenta de si yo era capaz de poder contar una historia de manera coherente. Tenía que vencer ese miedo inicial y dominar el lenguaje cinematográfico al menos en su esencia. Una vez que superé esta etapa entonces me dí a la tarea de buscar algo que me interesara decir. He hecho algunas películas que no me han interesado, donde no soy yo, primero a manera de aprendizaje y algunas otras por encargo. A veces uno sabe que quiere comunicarse con los demás pero no sabe como, no encuentra la manera. Entonces, en medio del camino, buscando literatura que me motivara apareció un mis manos este libro de un autor brasilero llamado Ziraldo Alves Pinto, un artista plástico espectacular y muy famoso en su país. Ziraldo estaba diciendo cosas de la manera en que yo hubiera querido decir, me identifiqué enseguida con su posición. A pesar del tema universal fui acusado de haber hecho una película “no cubana”. Nunca supe que querían decir con eso. Por que no salía una Palma Real, o no había un santero, o no se bailaba una conga, o no se decía una mala palabra, la película no era cubana?. A mi me sigue gustando mucho. Viéndola ahora haría algunos cambios aquí y allá, pero me sigue gustando.
S.G: Siguiendo tu biografía vemos que eres un inquieto viajante y sin embargo has anclado en el puerto de Miami. ¿Es esto producto de algún desengaño con tu carrera artística en Cuba?
M.G: Para nada. No me arrepiento de haberme quedado en Cuba tanto tiempo pues desarrollé mi carrera, hice estas películas como Director, y trabajé y conocí a gente maravillosa, mis compañeros y amigos por mas de 20 años. Por ejemplo, Juan Padrón es mi amigo y al mismo tiempo es quizás la persona que siento que más me ha influenciado en mi carrera. Fuí su animador personal por años y le animé algunas de sus películas mas famosas, algunos cortos y largometrajes de Elpidio Valdés, Vampiros en la Habana, la serie de “Quinoscopios” y algunos cortos memorables como “Viva Papi!” y hasta fuimos premiados juntos, en una única co-dirección que hicimos con el corto “La Fiesta de los Hongos”. En realidad eramos un colectivo de trabajo muy unido y nos divertimos mucho haciendo todas aquellas peliculas de las cuales algunas ya se han convertido en clásicos. Nunca me cuestioné irme de Cuba como alternativa defintiva, aunque sí soñé de joven con tener la experiencia de vivir un año en Europa solo por la curiosidad y por correr la aventura.
S.G: Entonces, ¿qué fue lo que determinó tu salida de Cuba?
M.G: Mi salida definitiva de Cuba está vinculada directamente a dos cosas: por un lado el ICAIC cambió su política de subvencionar la producción, el cine de Autor y toda aquella maravillosa y única experiencia. De acuerdo a lo que recuerdo había que empezar a buscar financiamiento en el exterior y quién iba a estar interesado en financiar películas cortas de animación en un momento en el que ya los cortos de animación no eran un negocio y la recuperación era practicamente cero? Y todo esto de buscar financiamiento estaba en manos de una persona que no pertenecía al mundo de la animación, lo cual era un absurdo. Por otro lado recuerdo que mi hijo menor iba en camino a cumplir los 7 años, lo que implicaba en aquel momento que el gobierno le iba a quitar el litro de leche diario que el mismo gobierno le había asignado. Ya a mi hijo mayor le habían quitado el famoso litro de leche pero nos bandeábamos mas o menos bien con el que nos quedaba, Pero ahora, cuando los dos muchachos en pleno desarrollo, se quedaran sin leche para tomar en el desayuno, que íbamos a hacer? Entonces recuerdo que en una visita a casa de mi mamá ella me contó que cuando a mi hermano le habián quitado la leche ella había pensado en ese momento que al menos a sus nietos no le iba a pasar lo mismo. Habían pasado 30 años y estábamos en lo mismo!!! Me dí cuenta de que no podía ser egoísta y pensar solo en mí y en mi carrera, que mi deber era velar por el bienestar de mis hijos y así fue que tomamos la decisión de escapar. El único lugar viable en aquel momento fue Venezuela. La coyuntura fue favorable, los astros se alinearon, los Santos se pusieron de acuerdo y salimos los cuatro de una manera increíble y relativamente fácil.
S.G: ¿Por qué Miami?
M.G: Porque Chavez llegó al poder y era demasiado pasar por el mismo trauma dos veces en una sola vida. Y Miami era el lugar obvio. Uno puede andar dando tumbos por el mundo cuando uno está solo, pernoctando donde te coja la noche, pero cuando uno tiene hijos hay que pensarlo muy bien. Y Miami fue el lugar donde familiares y amigos nos recibieron con los brazos abiertos, y donde además recibimos ayuda del Gobierno. Así que Miami no tuvo que ver con el Arte ni con mi carrera, sino con factores objetivos y obvios para una familia cubana huyéndole a las tragedias políticas y sociales de nuestros pobres pueblos ignorantes.
S.G: La experiencia del ICAIC (Instituto Cubano de Arte e Industria Cienmatográfica) fue determinante en tu carrera y te hizo famoso entre los cineastas humoristas ¿Has encontrado respuesta a tu talento en tu nuevo espacio terrenal?
M.G: Pues no. Pensé escribir “por supuesto que no” pero no quiero ser tan tremendista. He oído decir que Miami es el “cementerio de los artistas cubanos” y muchas cosas mas. Además, conozco muchos colegas que han tenido que colgar los guantes y dedicarse a otra cosa porque aquí no se puede vivir del arte. Pienso que tiene que ver más con la época que nos ha tocado vivir que con cualquier otra cosa. Los años sesenta fueron gloriosos para el mundo entero por que se rompieron muchos esquemas y el pensamiento se expandió, y nosotros allá en Cuba estábamos en nuetro mundito propio y nos tocó una parte buena que fue la creación y desarrollo del Instituto de Cine. Si te pones a pensar en aquellos tiempos creo que el balance fue positivo para nosotros. A pesar de las luchas internas y externas, la censura política y hasta artística en algunos casos, el hecho de poder hacer cine, aún con esas limitaciones y en una islita pobre, es de una fortuna extrema. Aquí en Miami he dado muchos tumbos, he tenido que hacer muchas cosas que jamás hubiera imaginado para poder pagar las cuentas que nos llegan a todos a los buzones y que son una especie de Espada de Damocles mensual. He hecho tantas cosas... hasta trabajé en los Estudios Disney de Orlando por una semana! Tuve que aprender otros oficios, expandir mis horizontes para poder sobrevivir. Mientras hacía otras cosas, nunca dejé de hacer animaciones como free-lance, a veces solamente para divertime y no perder el entrenamiento, aprender nuevas tecnologías para no quedarme rezagado, etc.
S.G: ¿Y cuáles oportunidades has tenido en ese largo peregrinar?
M.G: La oportunidad me llegó en el 2008 cuando entré a trabajar en MegaTV y volví a re-encontrarme con mi profesión a plena capacidad. Además, debo decirlo, me sentí muy bien trabajando allí pues me encontré con un grupo de profesionales super bien capacitados y entrenados pero además un colectivo muy unido. Fue como mi segunda vuelta, una segunda oportunidad. Volví a experimentar la felicidad de cuando trabajaba en el ICAIC, tenía una libertad poco usual en estos tiempos y en estos lugares que me hicieron muy feliz como artista. Pero como la felicidad en casa del pobre dura poco, en menos de un año me pusieron de patitas en la calle. La crisis económica hizo que despidieran a muchos y entre ellos a mi. Fue un golpe duro, me dió en el alma, recuerdo haber estado deprimido por mucho tiempo aunque trataba de no aparentarlo.
S.G: ¿Nuevos planes?
M.G: Ahora estoy de nuevo entusiasmado pues he estasdo trabajando en mi casa como free-lance y me siento rejuvenecido profesionalmente. He hecho algunas animaciones para comerciales y video clips de las cuales me siento bastante orgulloso como profesional y por la cogida que han tenido, y me he dado cuenta de que sigo manteniemdo un pensamiento joven, y es que definitivamente, amo mi profesión.
S.G: ¿Sabes que se hace en Cuba actualmente en dibujo animado, si lo comparas con lo que hacías cuando estabas en la isla?
M.G: Creo que se hace poco, al menos esa es mi impresión. Hay mas tecnologías a disposición de los nuevos artistas, aparentemente hay mas recursos, pero... creo que se perdió el encanto, la magia. Todo proceso tiene su nacimiento, se desarrollo y su muerte. Es la ley de la vida. He estado por allá par de veces y siento una inercia, una especie de desánimo... es la impresión que tengo, no puedo ser objetivo con algo que desconozco, pero ya te digo, eso es lo que he sentido.
S.G: ¿En qué situación se encuentran los animadores y humoristas en Cuba en relación con la verdadera función del humor, que es la sátira y la crítica?
M.G: No tengo información. Tampoco estoy muy seguro de que la verdadera función del humor sea la sátira y la crítica. Tampoco lo niego, pero creo que debe ser mas que eso, o no solamente eso. No sé, me cuesta trabajo conceptualizar porque se tiende a generalizar. Uno debería tener la la libertad de hacer lo que siente que se debe hacer. Si uno quiere hacer sátira o crítica debería poder hacerlo con entera libertad. Pero eso es un poco utópico. Tanto allá como aquí uno trabaja por dinero basicamente, para un jefe, y hay una política de lo que debes y puedes hacer y lo que no.
S.G: ¿Qué crees de la libertad de expresión artística?
M.G: La libertad de poder hacer lo que quieres se la han ganado unos pocos con su talento basicamente, digamos por ejemplo, el maestro Quino. En Cuba ya se sabe cuales son las reglas del juego: no hablar mal del gobierno, ni de los jefes, ni del Partido, etc, etc, etc. Aquí tienes la libertad al menos de decidir que si no puedes decir lo que quieres no trabajas en eso y ya, y te vas a hacer otra cosa, o dices lo que te dé la gana pero corres el riesgo de que no te lo publiquen o te lo exhiban y al menos no caes preso o te hacen la vida dificil. Yo mismo he decidido varias veces no hacer trabajos de animación por que considero que la propuesta es una falta de respeto y entonces prefiero no hacerla, prefieron no trabajar como animador y en vez de eso hago cualquier otra cosa.
S.G: Hoy día el dibujo animado ha encontrado un nicho en la cultura de masas propia de la televisión, la música pop, el Internet y la telefonía móvil en relación con el animado de arte tradicional. ¿Estimas que este género cinematográfico ha perdido su veradera función de entretener con arte?
M.G: No, para nada. Es solo que su uso se ha diversificado, se utiliza para más cosas que antiguamente, se ha popularizado. Ahora cualquiera con un poco de tesón y los programas adecuados puede hacer animaciones en su casa. Es relativamente facil y divertido. Lo malo es que muchas veces se usa para tapar defectos. Hay películas en que la animación y los efectos lo son todo. Y donde está el guión, la historia interesante que contar?
S.G: Hemos visto tu animación en el Video Clip “El Pescao” de Carlos Oliva y los Sobrinos del Juez, donde también actúas junto a Borroto. ¿Consideras a la técnica digital el Nuevo camino del humor animado? M.G: La tecnología es solo una herramienta más, una herramienta nueva. Se puso de moda la tecnología, todo el mundo tiene en su casa una computadora; ya nadie escribe con lápices, ni se dibuja con lapiceros. Es una demanda del momento en que vivimos. Cuando la gente vé las animaciones de mi época en el ICAIC, que son basicamente dibujos animados, aún gustan pero son calificadas como “cosas viejas”. Para mí aún tienen su chiste, su encanto, pero los clientes y los espectadores quieren estar a la altura de los tiempos y por eso utilizé basicamente fotos y las animé en la computadora. Yo hago propuestas de acuerdo a la idea y los diseños, que son los que marcan por regla general como se ván a hacer las animaciones. Si alguien quiere salirse de la norma de hoy dia y volver a los dibujos animados, bienvenido sea. En mi caso particular, desde que hice “El Pequeño Planeta Perdido” encontré un gusto por la unión entre los dibujos y elementos corpóreos tridimensionales y esa línea es la que trato de seguir, en la medida que puedo y me dejan, como mi estilo de trabajo. Ahí está el video clip ”Beso Malo” como ejemplo de lo que te digo.
S.G; Finalmente, ¿Cuáles son tus planes futuros de creación y tu vida profesional en general?
M.G: Planes futuros... siempre tengo planes. Hay muchas cosas que siempre quiero hacer en animación. Hay una película que me fue censurada en Cuba, que por fin logré hacer en Venezuela y yo mismo la boté en la basura después, que volví a intentar rehacer aquí y que se detuvo de nuevo... un cortometraje que se convirtió en mi obsesión y que ahora mismo no sé donde está en mi esfera de prioridades. Tengo escritos series para TV, cortos... pero no tengo tiempo para todo eso pues hay que trabajar para pagar las deudas, como ya te dije. Me encantaría poder vivir de un proyecto que tengo hace años: unos Talleres de Animación, en donde enseñaría las técnicas básicas, pero que en realidad se trata de algo mas que de aprender animación. Es un proyecto ambicioso donde habría una libertad casi absoluta de los participantes para que sea un divertimento y al mismo tiempo para que puedan encontrar un medio nuevo de expresión. A su vez se podría extraer información de estas personas o grupos para uso de desarrollos comunitarios, etc, con fines sociológicos y mucho mas. Estas animaciones resultantes de estos Talleres darían material para poder hacer unos minifestivales de animación anuales, poder participar en Festivales Internacionales de Animación y hasta para un programa de Televisión de media hora. Solo estoy esperando que aparezca el financista interesado, que lo he estado buscando con afán, pero que aún no lo he encontrado... ¿conoces a alguien?
24 de Diciembre de 2010
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