SEGUNDA PARTE
En aquello de enmendar errores que destruyen vidas, el régimen cubano se ha especilizado y lo demostró liberando autores y sus obras de la prisión ideological y real que padecían. Entre estas resucitó la obra teatral de Eugenio Hernández Espinosa, María Antonia, mulata de solar, cárcel y guaracha con el signo de Ochún escrito en su frente, arquetipo que polula por las calles de Cuba pero no en la lista de actrices. Después de infructuosos screentests, Alina Rodríguez, una amiga, me recomendó una actriz que poseía el encanto necesario para el personaje; curiosamente se trataba de la propia Alina Rodríguez. ¿Quién mejor catador que el dueño del viñedo?. Y en la primera prueba de actuación surgió la voluptuosa y temeraria Maria Antonia, hija de Ochún que fuera castigada por su desobedencia. Para tratar el ambiente del film y sus personajes me inspiré en los kitch mexicanos, donde voluptuosas rumberas sufrían pasiones de amor y así la filmación fue tan frenética como su trama y las actrices se llevaron la mejor tajada. Al fin hubo una lluvia de talentos femininos en mi cine.
Alina Rodríguez, María Antonia
Helena Huerta, veterana de las tablas, obtuvo su cúspide en la Cumachela, la una vez María Antonia convertida en agorera borracha y pordiosera; una actuación memorable en el cine cubano. Micheline Calvert hizo de su ama de casa tan sumida en la miseria y la traición, que alargando los brazos se podía tocar en la pantalla. Miriam Socarrás regresa a mi cine ahora como la mulata sabrosona de bares y esquina de la República y refresca la trama con sabiduría popular.
Elena Huerta en María Antonia
El tiempo en el drama es relativo y conviven presente, pasado y futuro según la imaginación del autor; María Antonia prefiere la muerte a su futuro en Cumachela y revive su pasado en la joven y carnal rumbera del Bar Capitolio, interpretada por Sonia Pérez, una escultural rumbera y modelo convertida en actriz gracias a la magia del cine.
Sonia Pérez en María Antonia
Lili Rentería, siete años después de su quiceañera en Techo de Vidrio regresa a mi cine, esta vez sin palabras y mucha proyección escénica para atrapar al novato boxeador. El día que la conocí de niña, de quizás 8 años, se presentó resuelta: ‘Yo soy Lili y soy actriz”.
Assenech Rodríguez, La Madrina.
Nena Capitolio, figura universal de la matrona dueña de bares y protíbulos, estaba inspirada en un personaje real habanero de pasado libertino. Al igual que la Cumachela, Nena Capitolio es catalizador de la trama de María Antonia. A Daisy Granados se le considera el rostro del cine cubano, aúnque hasta ese momeneto yo no había trabajdo con ella, a pesar de ser buenos amigos. La Nena Capitolio de Daisy fue una revelación inclusive para ella, al interpretar un personaje muy diferente al de su fructuosa carrera fílmica.
Daisy Granados en María Antonia
María Antonia provocó aplausos del publico cubano que se vió reflejado en un pasado no superado por la revolución. Sin embargo, cuando fue exhibida en Miami en el marco del Festival de Cine, entonces dirigido por Nat Chediak, tuvo críticas negativas del público presente, al considerarla una vision falsa del marginalismo de los años cincuenta en Cuba. Quizás esa sea la real función del arte, agradar a unos y molestar a otros. Y yo, desde el umbral del desencanto y el aburrimiento de una vida manejada por los titiriteros del poder, decidí abandoner el país y regresar a mi otrora casa al norte del Paraiso.
Al salir de Cuba y de regreso a los Estados Unidos, tenía la certidumbre que nunca más realizaría un film. En Miami, donde me llevó el destino, no existe una industria de cine, ni inversionista en el cine y pocas gentes que quieran hacer cine. Miami es la otra Cuba con muchas oportunidades, sol, playas, discotecas y casi ningún cine. Pero llegó el día que vencieron la tozudez y la osadía; mi amigo guionista y productor Armando Dorrego y yo decidimos hacer andar la oxidada máquina de hacer sueños una vez más.
DOS VECES ANA
El viejo proverbio americano de “Perceptión is reality”, generalmente se aplica en casos de raza o apariencia física, así un príncipe en harapos es un mendigo y un mendigo en armiño un príncipe; una mujer tranquila un ama de casa y una mujer alegre una prostituta; un sacerdote católico con túnica y turbante un árabe terrorista y un terrorista árabe en smoking un respetable señor. De estos prejuiciosos está lleno el diario quehacer social. Con Dos veces Ana me propuse demostrar lo contrario y las consecuencias de un juicio ligero a primera vista.
Elvira Valdés
Conocía a Elvira Valdés desde niña, ya que era hijastra de un amigo director de cine cubano, Nicolás Guillén Landrián. Elvira debutó en el cine con la Cecilia de Humberto Solás y continuó su carrera en las pantallas hasta llegar a Venezuela y finalmente a Miami, el set preferido de las actrices cubanas. Elvira se caracteriza por su dedicación y esmero en construir su personaje, en este caso doble; una cajera de un mercado en la calle 8 de Miami, que sueña con ser actriz y una actriz de televisión en busca de Hollywood; dos mujeres marcadas por el color de su piel en dos mundos diferentes y un mismo empeño. En el film la percepción se complejiza con el tema racial, los prejuicios y las fustraciones. En gran medida inspirado en las experiencias de Elvira en busca de trabajo como actriz en Miami, el guión fue tomando forma y al fin con la cooperación de amigos logramos realizar el film.
Elvira Valdés y Sergio Giral
Como todos los personajes en el film son dobles, así los clientes del Mercado de Ana cajera son parte del mundo del cine y la television de la Ana actriz. Lili Renteria, Isabel Moreno e Yvonne Lopez Arenal juegan un papel fundamental en la trama.
Conocí a Yvonne Lopez Arenal en su debut cinematográfico, Cartas del parquet, de Tomá Gutierrez Alea. Una vez más, una misma razón nos hizo reencontrarnos en Miami y no perdí la oportunidad de proponerle los personajes de cajera de mercado y empresaria de artísta. Yvonne es una actriz de talento y paciencia escénica que la caracterizan.
Yvonne López-Arenal
Regresa Lili Rentería, esta vez con diálgos muy diferente en sus dos personajes: la cliente majadera e indecisa y la dama esclavista, una reencarnación de la Mendizabal de El Otro Francisco. Isabel Moreno cierra el ciclo de mujeres en mi cine. Moreno es un pilar de la actuación contemporánea cubana, formada en los primeros films del ICAIC, desde El Bautizo, una comedia de Roberto Fandiño hasta un drama en La Bella del Alhambra , de Enrique Pineda, Moreno es una actriz consagrada por su obra y telento. Fue una fortuna tener a Moreno en mi film y compartir con ella las visisitudes de una producción independiente y de ningún presupuesto.
Isabel Moreno y Elvira Váldes
en Dos Veces Ana
Las dos Ana bien podrían ser una María Antonia rehabilitada en el Miami del exilio cubano o una inmigrante hispana; ambas en pos de un mismo sueño. Elvira Valdés no sólo entendió e interiorizó sus dos Ana, sino las vivió a plenitud, logrando así la mejor actuación de su carrera artística. Dos Veces Ana es un film hecho e inspirado en Elvira Valdés.
Como ven, la mujere en mi cine ha tenido una participación destacada, no toda la que quisera haber tenido. A pesar que tengo guiones escritos con personaejs femeninos protagónicos, todo indica que quedarán en el archivo de mi computadora. Pero si un inesperado golpe de suerte, rayo divino o destino manifiesto pudiera llegar a realizarlo, tendré la oportunidad de materializar en mi cine al personaje femenino que más ha marcado mi gusto por las divas: Elsa Bannister, la mujer más malvada del cine norteamericano.
Rita Hayworth, The Lady from Shanghai.