RECORDANDO A ALFREDO GUEVARA
Alfredo Guevara EPD
Alfredo Guevara, fundador del Instituto Cubano del Arte y la
Industria Cinematográficos (ICAIC) y presidente del Festival
Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano y amigo de Fidel y Raúl Castro, falleció a los 88 años producto de un ataque cardiáco.
Tras la polémica que generó el corto documental “PM” (1961) de Sabá Cabrera Infante y Orlando Jimenez y “las palabras
a los intelectuales” de Fidel Castro que definieron la política cultural a
seguir “con la revolución todo, contra la revolución nada”, cierto es que en
la inevitable lucha por el poder entre los diferentes grupos intelectuales
marxistas y la exhibición del film en los cines independiente a la distribución
controlada por el ICAIC, Alfredo Guevara jugó un papel decisivo en la
prohibición de PM, que se consideró desvirtuaba la imagen de un pueblo
revolucionario en armas contra el "imperialismo yanki".
La ruptura del gobierno de Cuba con las
relaciones diplomáticas, políticas y económicas con los EE.UU, habían
representado la desaparición de los filmes norteamericanos de las pantallas
cubanas, pronto sustituidos por films rusos de la etapa stalinista, es decirr,
un “realismo socilista” altamente dogmático. También el cine chino jugaba su
papel con un mensaje maoista que pronto molestó a la oficilidad del país. En
este medio sofocante, Alfredo, un hombre formado en el arte y la cultura
occidental, veía con disgusto esta presencia alienante en las pantallas y
abogaba por el desarrollo intelectual y el buen gusto de los cineastas a su
haber, por lo que desvió la exhibición de films hacia Europa y los movimientos
artísticos y culturales del momento. Fue así que directores de primera línea del
occidente y del este socialista ocuparon el lugar de los bodrios soviéticos.
En desacuerdo con los modelos de la industria
de cine soviética y sus satélites eruopeos, Alfredo diseño la estructura del
ICAIC inspirado en los grandes estudios de Hollywood y se relacionó con
cineastas americanos progresistas que llevaron sus films a Cuba, rompiendo el
autobloqueo impuesto por el regimen, del que él también era parte.
Cuando en 1965 se crearon los campos de
concentración y trabajo forzado para los determinados “antisociales” y los
homosexuales de todo el país, las sigla UMAP pusieron un sello de abominación al
socialismo cubano y pocos fueron los dirigentes del gobierno que no la apoyaran
y celebraran. Alfredo reunió al personal artístico del ICAIC, les informó
oficialmente sobre la existencia de estos campos y expresó su desacuerdo con los
métodos fascista que allí se aplicaban a los prisioneros, prometiendo informar e
interceder con las altas esferas del gobierno para eliminarlos, uniéndose así a
la repulsa internacional de intelectuales y artistas que denunciaron el pogrom
homosexual cubano.
La cosigna fidelista del “año de esfuerzo
decisivo” (1968), producto del alejamiento del gobierno cubano de la línea
soviética del Kremlin y un plan de desarrollo económico que permitiera la
independencia del poder soviético, a lo “Gran Salto Chino” en 1962, junto a la
falacia de la zafra azucarera de “los 10 millones”, que destruyó las bases
agrícolas del país, no afectó la producción del ICAIC, donde se lograron films
como “Memorias del Subdesarrollo” y “Lucía” a pesar de la corriente PolPotiana
que inundaba el país. .
Durante mis primeros años en la Industria de Cine Cubano, ICAIC, Alfredo desarrolló ninguna simpatía hacia mí; un individuo llegado de los Estados Unidos, sin historial revolucionario y avalado por el cineasta Nestor Almendros, que para entonces ya había entrado en contradicción con la linea cultural oficial del país, tras la polémica que generó el corto documental “PM”
Por varios años mi trabajo como director de documentales pasó inadvertido para la dirección del organismo, exeptuando mi pimer corto dramático “La Jaula” (1963) que obtuvo reconocimiento en festivales internacionales y finalmente fue engavetado por considerarlo ajeno a los intereses publicitarios del régimen. Eran años donde la militancia revolucionaria determinaba el valor de la obra, sin importar cual insignificante esta fuera.
Una vez superado el descalabro y de regreso al
protectorado soviético, llegó mi turno de realizar mi primer largometraje,
avalado por Tomás Gutierrez Alea (Titón) y así surgió “El Otro
Francisco”. Alfredo encontró el film con valores artísticos y temáticos y
modificó sus reservas hacia mí identidad creativa, dando paso a una relación más
comunicativa y de apoyó a mi gestión fílmica, que se mantuvo al pasar de los
años.
No se hasta que punto las prohibiciones del
films tuvieron que ver directamente con Alfredo, como es el caso de “Una pelea
cubana contra los demonios” de Tomás Gutierrez Alea , “Hojas” de Humberto Solás
y el guión “Océano” del mismo director, entre otras. Mi experiencia con “Techo
de Vidrio”. un guión de cine escrito por el desparecido Manuel Cofiño y basado
en un argumento mio, trajo mucha incertidumbre a los dirigentes de la cultura
oficial mortificados por la imagen negativa que el film pudiera ofrecer del
régimen. El guión fue misteriosamente enviado a Ramiro Valdés, entonces ministro
del interior, que lo calificó disidente y pidió que no se filmara. Sin embargo,
Alfredo permitió su realización y una vez terminada aprobó su participación en
festivales internacionales al considerarlo un film de realismo crítico.
Desgraciadamente demasiado tarde, pues ese mismo año, 1981, las conspiraciones
contra su cargo y el poder que ejercía en el cine y la cultura nacional dieron
sus resultados y el máximo líder, a su pesar, removió a Alfredo de la
presidencia del ICAIC y de paso prohibió el film.
Antes que el despido de Alfredo sucediera, yo
había presentado un guión “La Caida de los Angeles”, sobre una familia cubana en
los años 30s, en que dos hermanos con distintas personalidades, uno auténtico y
el otro oportunista, representaban la lucha contra la dictadura machadista y la
continuidad de una política corrompida. Alfredo aprobó el proyecto con
entusiasmo y hasta llegó a colaborar en este; pero con su expulsión del ICAIC el
proyecto cayó en manos de los oficialistas temerosos por la prohibición de
Castro y “Techo de Vidrio’ fue a parar al rastro del olvido y en su lugar
implantaron una intrascendente producción populista, donde pocos títulos se
salvaron de la mediocridad.
Alfredo regresó a la dirección del ICAIC, tras
la polémica que generó un film de tendencias reformistas. Por mi parte, había
logrado realizar “Maria Antonia” (1989), uno de los primeros proyectos de
ficción que yo había propuesto y que fuera denegado junto con la prohibición de
la obra teatral de Eugenio Hernández Espinosa durante la fatídica
“parametración”, que una vez más perseguía a los intelectuales y artístas, por
desconfiar de su integración al sistema o por el simple hecho de ser
homosexuales. Alfredo regresó a la presidencia del ICAIC y allí se quedó por
varios años que yo no llegué a ver, ya que su arribo coincidió con mi ruptura y
partida de la isla.
Recientemente Guevara aseguró que [Cuba vive una “transición del disparate” hacia el socialismo con las reformas del presidente Raúl Castro, que buscan “desestatizar” y “desburocratizar” al país (…) el crimen más grande que podemos cometer es aceptar que la ignorancia ocupe cargos (…) tenga poder sobre los demás. Y hay demasiada ignorancia en nuestro Estado todavía]. Estas declaraciones han sorprendido a algunos que no conocieron las características de Alfredo Guevara durante su dirección del ICAIC y aquellos que se opusieron a estas
Quizás mi experiencia con este dirigente del
cine y la cultura cubana no sea del todo ejemplar y no coincida con algunos de
sus detractores que hayan padecido bajo su poder; tampoco pretendo tapar el sol
con un dedo, sólo reflexionar sobre las cualidades positivas de Alfredo Guevara
en el ICAIC y como su dirección marcó los valores estéticos y temáticos del cine
cubano, que le valieron su prestigio internacional.
Pero como el viejo proverbio inglés dice’ What goes around, comes around”,
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