Á TRAVÉS DE UN ESPEJO OSCURO
Por Sergio Giral
Por Sergio Giral
La presencia de los artistas cubanos que viven en la Isla, intérpretes, plásticos y ahora los cineastas que visitan la Ciudad Mágica Miami y muestran sus obras, siempre ha depertado pasiones y controversias. Es más que sabido en Miami habitan cerca de dos millones de cubanos y sus descendientes. formado en primer orden por un exilio perjudicado al arribo del nuevo orden revolucionario y otro, los menos, los afectos a la pasada dictadura de Batista. Estos abandonaban a sus familiares y estilo de vida por primera vez, ya que el cubano no tenía tradición emigrante, al contrario, la Isla era un emporio de inmigrantes del mundo entero y en su historia se destacaba el exilio y el destierro sólo por motivos politicos. Desde aquellos hasta pasar por la radicalización del regimen contra la clase media, la persecución a discidentes y religiosos, el exodus del Mariel con su bochornoso actos de repudio, hasta los que se sentaron al banquete de Baltazar, comieron del festín y entendieron a tiempo el mensaje escrito en la pared, esta pasión es facilmente comprensible y goza de empatía. Generalmente el ser humano niega y desprecia aquello que lo martirizara y humillara, si es que tiene conciencia del daño que ha sufrido, no padece de amnecia o del Síndrome de Stokholmo, pero medio siglo es un tiempo muy largo donde nacen y crecen varias generaciones que viven en penosa armonía con su destino manifiesto; unos temen enfrentarlo y vencerlo y otros arriesgan a perder la libertad y la vida tratando de derrotarlo. Es un tiempo muy largo que también genera cansancio, apatía, cinismo y produce una generación irrresponsable, desinformada y casi alegre, dispuesta a apoyar por convicción o conveniencia los designios de régimen, sin dejar a un lado la quimera de escapar a la Ciudad Mágica de Miami, como verdadera solución a su existencia. Esa generación producto del laboratoio del Dr. Moreau es manipuladora y facilmene manipulable a la vez. Gozan de los acuerdos de USA de reunificación familiar, derecho universal inalienable, que en muchos casos se convierten en festivas vaciones al Norte de la Floria y ostentosas visitas a la Isla depauperada. Producto de ese va y ven, resulta natural reencontrar signos y códigos reconocibles de ambos lados. La música oida en Miami parece haberse escuchado ayer en la Isla; el film cubano que ha sido exhibido en la Isla se estrena en Miami; el cantante, músico, bailarín o el de cualquir otra disciplina del arte entrevistado en la televisión de Miami, se confunde con otra identica realizada por los canales de la Isla; los paladares de la Isla sirven comida que semejan al menú de los restaurantes cubanos en Miami; las fotos y videos de cubanos utilizados por el regimen para reprimir al moviento politico de Las Damas de Blanco muestran indumentaria reconocibles de Miami; el cielo, las nubes, la luna, el sol y las estrellas parecen ser los mismos. Todo se convierte un reflejo opuesto, en una imagen invertida donde el espejo y el sujeto se confunden hasta llegar a creer que está viendo una extension de la realidad o la misma. Los cubanos que padece de este syndrome focal que los obliga a colocar sus emociones a ambos lados del espejo, amen de las rajaduras, poseen el don de la ingravidez, los hábitos del avetruz, acuden a la solución de Pilatos y por tanto poseen la absoluta ausencia de compromiso político. No es cuestión de cuestionar al arte ni al artista, ni despreciar si viene de Tebas o no, tan solo es cuestion de situarse racionalmente a un lado del espejo y creo que la mejor posición es frente a él.
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