UN VIAJE AL PASADO Por Sergio Giral
Cuando asistí a la puesta teatral de Contigo Pan y Cebolla en la Sala Avellaneda del Akura Teatro no pude evitar hacer un viaje al pasado, el día de su estreno en la sala Hubert de Blanck de La Habana, por el grupo Teatro Estudio, en 1964, dirigida por Sergio Corrier. La obra de Héctor Quintero (1942-2011) se convirtió en una de las más exitosas del teatro vernáculo cubano contemporáneo; entonces interpretada por tres grandes actores, Berta Martínez, Manuel Pereiro, Silvia Planas y la novel actriz Flora Lauten. Ahora la puesta en escena bajo la dirección de Alberto Sarraín, cuenta con la participación de los actores Yvonne López Arenal, Micheline Calvert, Carlos Alberto Pérez, Liset Jiménez, Andy Barbosa, Joelvis Batista, José Quesada y la actuación especial de Mabel Roch en el papel de Fermina. Akura teatro es un ejemplo de voluntad y dedicación al teatro . Sus creadores, la actriz y directora Yvonne López Arenal y el director de fotografía Mario García Joya, ambos artístas forjado en el cine y el teatro cubano, son ejemplos de tenacidad en la difícil tarea de mantener en alto al teatro en Miami, plaza preferencial de veraneo y música. La sala ubicada al sur de la ciudad, ofrece al público un clima íntimo y acogedor con puestas respetables. Regresando a Contigo Pan y Cebolla, más que ubicada en la tradición del teatro vernáculo, la encuentro parte vigorosa del teatro del absurdo, escrito y promovido en Cuba por Virgilio Piñera, interesado en plasmar las vicisitudes de una familia clase media baja de los años 50. Quintero coloca su trama en el mismo tiempo y lugar y realiza un vivo retrato de sobrevivencia familiar en la capital habanera. Si bien es cierto que en dicha época la sociedad se encontraba en crisis política, también lo es que la clase media era extensa en el país y empañada en realizar sus sueños más allá de sus propias posibilidades.
La voluntad del protagónico, Lala, en su gestión matriarcal de ir adelante con su familia ofrece una mezcla de situaciones melodramáticas y cómicas por sus contradicciones con la realidad. Lala no solo sueña con lograr el patrón de una familia clase media, sino que lo impone como superobjetivo; el hijo estudiando pintura en San Alejandro, la hija baile español y piano y el ventilador de “Aire Frio” convertido en un refrigerador, moderno utensilio doméstico imprescindible en una isla del Caribe; todo esto pendiente del exiguo sueldo de Anselmo, el jefe de familia exprimido por unos comerciantes judios. Estos personajes cotideanos encuentran una perfecta armonía en la dirección de Alberto Sarraín y su elenco principal. La puesta en escena es ágil y sus objetivos dramáticos bien amarrados, de tal forma que Ivonne López-Arenal encarna una Lala enérgica y decidida a lograr sus expectaciones en contraste con el Anselmo de Carlos Alberto Pérez, resignado a su suerte y en constant protesta por los excesos domésticos de su esposa, pero fiel amante esposo que ofrece un ultimatum de “pan y cebolla” como prueba de un gran amor. El resto de la familia interpretado por los noveles actores Liset Jiménez y Andy Barbosa cumplen con dignidad su actuación. Dos personajes se destacan en la puesta, Fermina, interpretado por Mabel Roch, la vecina indiscreta a punto de descubrir el secreto menu familiar de sopa aguada y huevo fritos, socorrida cena de los pobres y Fefa, la abuela olvidada en un rincón de la casa y amenazada con perder su único entretenimiento; una novela radial con la llegada del refrigerador. Calvert logra su personaje con un mínimo de recursos expresivos que subrayan los acontecimintos en una acción-reacción a lo largo de la trama. La Fermina de Mabel Roch en su única salida es hilarantemente y de furtes trazos vernáculos. Uno de los aspectos técnicos que resaltan es la escenografía de Luis Suárez y el diseño de luces del Mario García Joya. Ambos logran en el relativo espacio escénico una reconstrucción de época realista que invita a la nostalgia.
Héctor Quintero
Héctor Quintero, nacido en La Habana en 1942, es considerado uno de los autores más importantes de la escena en la isla por su carrera teatral, la radio, la televisión y el cine. Entre los títulos más recordados figuran El premio flaco, Mambrú se fue a la guerra, Si llueve te mojas como los demás, La última carta de la baraja y el musical Algo muy serio. Dirigió el Teatro Musical de La Habana durante 12 años y en reconocimiento a su labor escénica, recibió en Cuba el Premio Nacional de Teatro, que lo reconoce entre las grandes figuras de la cultura contemporánea. Héctor Quintero falleció en La Habana el 6 de abril de 2011. La puesta en escena del Akura Teatro en Miami, es una prueba de la trascendencia del arte más allá del tiempo y el espacio.